A lo largo de la vida pasamos por etapas de diferente color: unas más agradables, otras menos y otras de dificultad. El verdadero secreto de todo esto está en poder darnos cuenta de todo aquello que nos hace atravesar por todas esas etapas. No se trata solo de poner la atención en lo que nos limita, sino también en todo lo que nos hace estar bien, alegres, en lo que nos hace brillar.
Parte de todo eso lo podemos ver reflejado afuera, viendo qué personas y qué situaciones nos rodean y están presentes en nuestra vida. Tampoco se trata de vivir las etapas más duras como un castigo o como algo que “tenemos que vivir”, más bien debemos tratar de aprender lo que quiere enseñarnos para que cambiemos y podamos seguir adelante. Tener un objetivo claro de a dónde dirigirnos, como ya hemos dicho, es crucial para tener esa brújula que nos indica el rumbo a seguir.
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El Insobornable 